sábado, 21 de marzo de 2009

Del blog de Yoani Sanchez

Yoani Sanchez es una bloguera que vive en Cuba y que manifiesta ideas de oposición a la dictadura castrista. No hace mucho le fue concedido el premio Ortega y Gasset del periodico EL PAIS, pero la dictadura castrista no le deja salir de Cuba para recogerlo. Aquí está lo que dice en su blog sobre el tema. Aconsejo a los lectores visitar su blog.
http://desdecuba.com/generaciony/

Cuando lean este post, estaré sentada en la sala de espera de la oficina de Inmigración y Extranjería del municipio Plaza. Entre uniformes militares, mi pasaporte aguarda por un permiso para viajar que me ha sido negado en dos ocasiones. Durante el último año, los obedientes soldados que se dedican a limitar nuestra libertad de movimiento no me han permitido cumplir con invitaciones internacionales. En sus bases de datos y al lado de mi nombre debe haber una marca que me condena al confinamiento insular. La lógica posesiva de este Estado-papá ve normal que yo, como castigo por escribir un blog, como tirón de orejas por haberme creído una persona libre, no reciba la “tarjeta blanca”.
Lo que menos deseo en este viernes de burocracia y expectación, es que termine con alguien poniéndome la mano en el hombro para decirme: “Nos equivocamos contigo, ya puedes salir”. No creo que enmienden “el error” de impedirme viajar, ni siquiera alimento la mínima esperanza de montarme en el avión el 29 de marzo. Me sentaré en el atestado recibidor de la casona de 17 y K con solo un par de motivos: importunarlos con mi testarudez y reclamar mis derechos. Mostrarles el documento visado que me da entrada a muchas partes del mundo, mientras “ellos” frenan mi desplazamiento. Estaré ahí, segura de que un día toda esa maquinaria para sacar ganancias y generar fidelidades ideológicas –en que se ha convertido el permiso de salida– dejará de existir.
Les confieso que no quiero que me permitan viajar como una dádiva, fantaseo más bien con que –hoy mismo– mientras espero el tercer “no”, alguien sale anunciando que tan violatoria regulación acaba de derogarse. Presiento que saldré de Cuba cuando todos puedan hacerlo libremente, pero mientras tanto, seguiré asediándolos con mis exigencias, mis posts y mis preguntas.
Les dejo aquí la planilla que tuve que llenar para solicitar el permiso de salida:
Hoja 1 y Hoja 2

lunes, 9 de marzo de 2009

He aquí un fragmento del libro “ El regreso del idiota” de Plinio apuleyo, Carlos Alberto Montaner y Alvaró Vargas Llosa que trata sobre los problemas que enfrentan los países latinoamericanos para su desarrollo. En este libro los autores hacen un analisis sobre los factores que impiden el desarrollo de estos paises. Los autores fundamentalmente echan la culpa del bajo desarrollo de la zona en la carencia de un estado de derecho fuerte. En que los estados latinoamericanos con frecuencia no solo no protegen la propiedad y la inversiones de los particulares sino que ellos mismos participan en su saqueo, lo cual da lugar a que las inversiones se produzcan en condiciones muy onerosas y dirigidas al corto plazo a las inversiones ¿Quién presta al insolvente? eh aquí el fragmento de este interesante libro:


La pobreza latinoamericana desmiente muchas elucubraciones acerca de las causas del desarrollo. Estas nublada teorías atribuyen el desarrollo a factores como una abundancia de recursos naturales, unos términos de intercambio favorables, una baja densidad de población, la cantidad de capital disponible o la educación estatal.
Venezuela es el quinto exportador de petróleo en el mundo y sin embargo la mitad de su población mavive en la pobreza. El porcentaje de pobres ha subido de 44 al 53% en cinco años y ahora anda por el 45% aun cuando en ese mismo periodo el precio del barril de petróleo se ha quintuplicado (Caracas manipula el estadística eliminando del porcentaje de pobres a quienes reciben un estipendio gubernamental a través de las “misiones”) Los recursos naturales y los términos de intercambio no son per se un factor determinante del desarrollo.
Argentina, un vasto territorio con las tierras más fértiles del hemisferio, tiene una densidad de población de sólo 11 habitantes por km2 y sin embargo se las ha arreglado para pasar de ser una de las doce naciones más prósperas del mundo a comienzos del siglo XX a producir poco más de ciento ochenta mil millones de dólares al año en la actualidad, casi seis veces menos que España, un país con un número de habitantes no muy superior. La baja densidad poblacional tampoco es el secreto del éxito.

Si la educación por si sola, y especialmente la estatal, fuese la clave del desarrollo, la disparidad productiva entre Argentina y España sería harto difícil de explicar, pues Argentina tuvo durante la mayor parte del siglo XX un nivel educativo superior y una vida cultural más intensa que la madre patria. Uno puede subirse a un taxi en el aeropuerto bonaerense de Ezeiza y oír, boquiabierto, la taxista exponer poemas de Walt Whitman o explicar con detalle la teoría de la relatividad. Pero este humillante nivel educativo (humillante para el pasajero del taxista, claro) por sí solo no impide que en Argentina un 40% de la población sea pobre.

¿Es acaso el stock de capital, es decir la cantidad de capital con que cuente un país en un determinado momento un factor determinante del desarrollo? En la década de 1990, más de 400 mil millones de dólares de inversión extranjera acudieron presurosos a la región, que se había puesto de moda. Sin embargo, la economía apenas creció apenas 1,5% al año por habitante en promedio y la pobreza no disminuyó. Como anotó el economista liberal Meter Bauer hace treinta y cinco años, “aun cuando el aumento del capital sea un factor concomitante del desarrollo económico, no es una condición suficiente para que se produzca”. Los hechos confirman su conclusión de que “afirmar que el capital se va creando con el proceso mismo del desarrollo se ajusta más a la verdad que la afirmación según la cual el desarrollo se debe a la acumulación de capital”.
Por tanto: si los recursos naturales, los términos de intercambio, el número de habitantes por km2, la educación y el stock de capital no son en si mismos la madre del desarrollo ¿Qué factor lo es? Aun cuando algunos de estos elementos, en especial la acumulación de capital, son síntomas de desarrollo, y otros, como la educación, permiten explotar mucho mejor sus posibilidades, las causas de este proceso, como lo han comprendido muchos estudiosos, tienen mucho que ver con el clima institucional ¿Qué es el clima institucional? No tiene nada que ver con la meteorología. Se trata, más bien, de las reglas y castigos dentro de la cual se desenvuelve la actividad humana, expresadas tanto en las leyes y normas de la sociedad como en los valores que informan la conducta de la gente.

Si el clima es impersonal, tiende a descentralizar el poder y ofrece a los ciudadanos un alto grado de seguridad con respecto a sus propiedades y sus contratos, el resultado suele ser un crecimiento económico y sostenido y por tanto prosperidad a mediano plazo. Si las reglas limitan la capacidad de los gobernantes o de terceros de violentar el espacio soberano del individuo, el efecto será por lo general un marco que brinda incentivos para la iniciativa creadora de pequeños, medianos y grandes emprendedores, y por tanto para el ahorro y la inversión, precipitando el aumento de la productividad, que es lo que permite fabricar la riqueza de forma perpetua.