domingo, 14 de diciembre de 2008

Texto de Amin Maalouf

Texto del libro Las Cruzadas vistas por los musulmanes del escritor libanés libanés Amin Maalouf. Este libro habla de las Cruzadas vistas a través de autores árabes de su tiempo. Es una visión interesante sobre aquel fenómeno que tuvo una gran importancia en el desarrollo de la historia del occidente europeo.

Los Frany consiguieron crear, nada más llegar a Oriente, verdaderos Estados. En Jerusalem, generalmente la sucesión se producía sin tropiezos; un consejo del reino ejercía un control efectivo en la política del monarca y el clero desempeñaba un papel reconocido en el juego del poder. En los estados musulmanes no sucede nada de esto, toda transmisión del poder provocaba una guerra civil. ¿ Hay que echarle toda la culpa de este fenómeno a las sucesivas invasiones que volvían a cuestionar constantemente la propia existencia de los estados? ¿Hay que responsabilizar de ello a los orígenes nómadas de los pueblos que dominaron esta región, se trate de los propios árabes, de los turcos o de los mogoles? En este epílogo no se puede zanjar tal cuestión. Contentémonos con dejar sentado que se sigue planteando, en términos casi iguales, en el mundo árabe de finales del siglo XX.
La ausencia de instituciones estables y reconocidas no podía dejar de tener consecuencias en lo tocante a las libertades. Entre los occidentales, el poder de los monarcas se rige, en la época de las cruzadas, por principios que es difícil vulnerar. Usama hace la observación, durante una visita al reino de Jerusalén, de que “cuando los caballeros dictan una sentencia, el rey no puede modificarla ni anularla.” Aún más significativo es e siguiente testimonio de Ibn Yubayr en los últimos días de su viaje a Oriente:
Al salir de Tibnin (cerca de Tiro), hemos cruzado una ininterrumpida serie de casas de labor y de aldeas con tierras eficazmente explotadas. Sus habitantes son todos ellos musulmanes pero viven con bienestar entre los frany -¡Dios no libre de las tentaciones¡- Sus viviendas les pertenecen y les han dejado todos sus bienes. Todas las regiones controladas por los frany en Siria se ven sometidas a este mismo régimen: las propiedades rurales, aldeas y casas de labor han quedado en manos de los musulmanes. Ahora bien, la duda penetra en corazón de gran número de estos hombres cuando comparan su suerte con la de sus hermanos que viven en territorio musulmán. Estos últimos padecen la injusticia de sus correligionarios mientras que los frany actúan con equidad.
Hace Bien en preocuparse Ibn Yubayr, pues acaba de descubrir, en los caminos del actual sur del Libano, una realidad preñada de consecuencias: aun cuando el concepto de la justicia entre los frany presente algunos aspectos que podrían calificarse de “bárbaros”, como destaca Usama, su sociedad tiene la ventaja de ser “distribuidora de derechos”. Es cierto que aún no existe la noción de ciudadano, pero los feudales, los caballeros, el clero, la universidad, los burgueses e incluso los campesinos infieles tienen todos unos derechos claramente establecidos. En el Oriente árabe, el procedimiento de los tribunales es más racional; sin embargo no existe límite alguno para el poder arbitrario del príncipe. Ello sólo podía suponer un retraso para el desarrollo de las ciudades comerciales así como para la evolución de las ideas.

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